Vistas de página en total

sábado, 25 de mayo de 2013

Mostrar "nuestros frutos"

Me ha salido un título entre gastronómico y erótico, pero que me sirve para lo que quiero tratar: cómo presentar nuestras obras fotográficas en una muestra pública. En especial para darnos a conocer a aquellas personas ajenas a nosotros y nuestro entorno: clientes o consumidores potenciales, o simples espectadores.
Por hacer un simil: el embarazo (también llamado gestación) sería la culminación de la concepción de nuestra obra -que se produjo cuando tuvimos la idea-, pero ahora debemos parirla, sacarla al exterior, hacerla nacer para el resto del mundo. Además, como sabéis muchos de los espermatozoides que salen, no llegan. Algunos embarazos, se estropean antes de que el feto madure o incluso cuando queda poco para dar a luz. Pues eso también pasa con las creaciones artísticas. Llegan al público una parte ínfima de las que podrían ser y, no siempre las mejores -igualito que con los seres humanos-.

Entonces ¿para qué exponer?. Cada uno que escoja sus motivos: para ver las caras de los visitantes al contemplar las fotos; para intentar vender y recuperar unos "eurelios", o para mostrar en qué hemos invertido nuestra vida durante un tiempo.

Lo ideal sería buscar patrocinador y cubrir los gastos a priori (o una parte al menos). Eso se puede conseguir haciendo un buen "proyecto", y vendiéndolo a alguna institución o empresa que tenga afinidad con el tema o con las artes plásticas en general: fundaciones, asociaciones, etc.

Exposición fotográfica convencional en Murcia

Nunca debemos subestimar el poder de nuestra exposición y hacerla de forma descuidada, especialmente en lo conceptual. Uff, cómo ha sonado eso. Da miedo. 
Bueno, que nadie se asuste, sólo es mi opinión, pero si estamos alumbrando una obra, con lo que cuesta que sea una realidad, el darla a conocer de manera poco cuidada, es sólo la opción para la escasez total de recursos, tanto materiales, como de tiempo o de ideas. Esto podría hacer que no se apreciara o que costara entenderla, porque su contexto o su presentación no lo facilitaran.
Todos hemos podido ver alguna vez una exposición mal montada, con poca o demasiada luz, sin facilidad para la lectura de las imágenes por culpa de cristales demasiado brillantes, o unos marcos demasiado apilados... prescindible de visitar.
He visto fotos atravesadas por alfileres o chinchetas en la pared, o pegadas con cinta adhesiva sin más soporte (ahora algún vanguardista dirá que eso es la tendencia actual y que me paso de carca, pero no estoy hablando de un montaje premeditado que apoye un mensaje a transmitir por las imágenes, sino de una manera rotundamente cutre e irrespetuosa de exponerlas).
Y entonces ¿qué hay que tener en cuenta para que la exposición sea digna y contribuya a que se comprendan las obras?.
Pues no es nada fácil, porque son muchos mimbres con los que hilar y no siempre dependen de nosotros. Aún así, me voy a atrever a analizar aquello que se debe cuidar para exponer:

- Obviamente hay que tener un mínimo de producción artística, y que ésta tenga cierta unidad (temática, formal, técnica...). Nada más caótico que un montón de imágenes inconexas sin más en común que la mano que las ha traído allí.
Incluso cuando se trata de una muestra colectiva, se debe buscar un hilo conductor, para que su "lectura" no se convierta en un caos para el espectador. Y hablando de "lectura", el orden de las obras dentro de la sala tampoco debe dejarse al azar. Hay que pensar qué interesa que se vea antes y qué después, según el criterio que creamos conveniente.

Serie de Helena Almeida
- Soporte de las imágenes. Podemos proyectarlas (mucho más barato que el soporte físico, pero cuidado con las condiciones de visualización), o bien podemos exponer copias en papel fotosensible, o en otros materiales más nuevos generalmente impresos con tinta: metacrilato, dibond, aluminio, lona, lienzo, foam, vinilo, papel acuarela, madera... Más caros por lo general que el papel corriente, pero que pueden ahorrarnos la necesidad posterior de un soporte rígido o marco para su montaje.

Foto impresa en metacrilato con bastidor trasero para montaje en pared

Por cierto, el acabado mate, mata colores; y el brillo puede dificultar la visión según se ilumine, así que, no da igual (hay que comprobar antes cuál beneficiaría más a nuestras obras). Este es el catálogo de una muy prestigiosa empresa madrileña (no llevo comisión, pero os lo pongo para que os hagáis un idea de las numerosas posibilidades que hay).
Pero para soporte verdaderamente lejos de lo convencional, tenemos las instalaciones e intervenciones fotográficas. Cualquier trabajo no es adecuado para ello, pero aquí tenéis un artículo para ampliar horizontes.

Intervención fotográfica de JR en un barrio de Brasil
Obra de JR sobre cajas acústicas
Instalación fotográfica en Pekin

Intervención fotográfica en Barcelona

- Montaje individual de cada obra o "enmarcado". Acabamos de ver que en algunos materiales se hace innecesario. Las nuevas tecnología incluso nos permiten hacer una impresión que contenga varias fotos y presentarlas como una línea seguida:
Exposición "Mitos en la intimidad" en la fundación Canal de Madrid

Se lleva prescindir del passpartout, pero lo cierto es que éstos aún se siguen usando -en blanco, gris o en negro, que suelen servir para "tout"-.
Respecto al marco, se llevan la palma el negro o el plata, cuanto más fino mejor, menos estorba. Pero no es una regla inviolable. Si queréis ser innovadores, podéis usar cualquiera, pero ojo, no perdáis el buen gusto. Eso sólo es para atrevidos que trasgreden las normas aposta.
El cristal protector me arriesgaría a recomendar que fuera siempre mate.
Por cierto, podemos enmarcar individualmente o varias imágenes en un mismo marco, pero que sea por concepto, no por pereza.
Para los más modernos, es tendencia pegar las obras en la pared sin más, para reforzar la sencillez o la crudeza de las imágenes. Os dejo un ejemplo:

Exposición contra la violencia en la Fundación Canal de Madrid

- Información escrita que vamos a aportar. Lo mínimo que se despacha es el papel donde se recogen todos los datos de las obras -el típico "listado"-.

Fotos con cartela informativa. Fundación Telefónica. Madrid

Si optamos por hacer "cartelas", podemos informar sobre el título de la obra, la fecha, el lugar, incluso el material empleado.
Se puede añadir al comienzo o final de la muestra, un texto que hable sobre el conjunto de las obras o sobre el autor o autores, etc. Si disponemos de equipo de sonido, podemos poner el texto hablado para que sea "escuchado", o también está la opción de proyectarlo si las condiciones de la sala lo permiten.
Suele ser interesante, enriquecedor -y barato- poner un libro de "sugerencias" para el público a la salida. Nos servirá de recuerdo y sabremos cosas que no se averigüan con otros métodos. Incluso nos harán reir las conclusiones que algunos pueden sacar de nuestras obras, nada que ver con nuestra intención creadora.
Tarjetón

Para casos en los que el presupuesto no sea un problema, podemos aportar un tarjetón, un folleto o incluso un catálogo. La estética de éstos deberá ir en consonancia con las obras, y el diseño ganará mucho si lo realiza un buen profesional (y no me refiero al operario de turno de la imprenta, sino a alguien creativo y que sepa destacar con los materiales y la maquetación, una producción artística). Ya sé que no es fácil, pero merece la pena.

Expo de Larry Burrows, con texto explicativo sobre la pared de la sala

- Elección de la sala. Ah, pero ¿se puede hasta elegir?. Pues no, casi nunca es donde quieres sino donde puedes. Lo ideal es que sea una sala dedicada a esto, no un pub o una cafetería muy populosa con las paredes a nuestra disposición -y a la de todo el que se tome una tostadita y se siente delante de las fotos a charlar-.

Fotografías sobre Naturaleza en una cafetería de Huesca

Es cierto que se va a ser visto por muchos pero ¿en qué condiciones?. ¿Podremos acercarnos a mirar las imágenes, a ver su contenido y apreciarlo?. ¿La iluminación será adecuada para visualizar las fotos?.
Algunos locales tienen espacios más adaptables, pero lo habitual es que nos cedan las paredes que quieren "rellenar". Usar esta opción sólo si no hay otra y somos conscientes de las limitaciones.

Y si conseguimos una buena sala, ¿ya está todo solucionado?. Pues lo siento, pero no. Hay que ver con qué iluminación cuenta, el color y el material de las paredes (las que están llenas de agujeros y restos de otras muestras, son muy poco favorecedoras). Nos interesa que nos dejen mover las luces, cambiar el espacio interior si es necesario (dejarlo diáfano o crear zonas o recorridos con elementos móviles o paredes falsas), "retocar" si lo necesita la superficie de la pared, o incluso pintarla o forrarla a nuestra conveniencia. Usar mobiliario (bancos, macetones...) o poderlo retirar si nos estorba.

Sala de exposiciones del Teatro madrileño Fernán Gómez.
Fotografías agrupadas, sala en penumbra con bancos para la observación

Además está el tema del horario de visitas, y de si hay personal de vigilancia asignado en ese horario. Si no, hay que llevarse un crucigrama o un smarphone para hacer "guardia".
Y ya que hablamos de horarios, aprovecho para advertir que escoger una buena fecha puede suponer un acierto o un error añadido. Los flujos de público pueden ser más propicios en ciertos momentos -coincidencia con eventos, festividades, etc-.
Otra opción arriesgada pero no imposible es exponer al aire libre, en exteriores. Los materiales del soporte tendrían que ser resistentes a las inclemencias temporales, y a ciertas horas, quizás no dispongamos de iluminación. El formato necesariamente deberá de ser grande para no perderse en una "selva visual". No debemos olvidar el tema de la seguridad. Las obras, sobre todo si están en plena calle, pueden sufrir vandalismo o robos. Ese peligro se puede minimizar con caballetes o soluciones similares anclables al terreno. Es una forma de exponer que generalmente necesitaría el apoyo económico y de infraestructuras de una gran empresa o institución. Ahí van algunos ejemplos:

Exposición al aire libre en la Alameda de Hércules, Sevilla.

Paneles retroiluminados para la visualización de las obras












Exposición de fotografias sobre los edificios circundantes
 en la azotea del Círculo de Bellas Artes de Madrid.

¿Y si exponemos en un stand de una feria?. Pues depende de qué sea la feria, pero será siempre una jungla y habrá que agudizar mucho el ingenio para destacar. Solo apto para optimistas y montajes muy creativos.
Instalación de fotos en ARCO 2012, Madrid.
Exposición de ARCO 2012, Madrid.

Fotografías de Stars Wars en una feria de frikis

Expo de fotos en ARCO 2008, stand del Ministerio de Cultura

Por cierto, si exponemos en una galería de arte, hay que negociar las condiciones económicas. No suelen cobrar por la sala, pero se llevan comisiones sobre las ventas. Eso sí, tienen cartera de clientes y el público que va, suele ir con un interés comercial, y eso es más que interesante.
Sea Galería o Sala de exposiciones, deberían tener un seguro de incendios, o que cubra posibles desperfectos -o incluso robos- que las fotos puedan sufrir.

- Disposición de las obras dentro del recinto: a qué altura, dónde se colocarán, en qué orden, si se agrupan en base a algún criterio o sólo se alinean en fila "de a una". Si se agrupan, que sea con un criterio coherente: formas, colores, género, serie, etc. Por cierto, agrupar no es apelotonar.

La altura debe ser adecuada para una persona de estatura media. La elección de hacer "ristras de fotos" montadas sobre el típico marco de clip, hay que dejarlas para los cutres o los muy vanguardistas. Como habéis podido ver en las imágenes de ejemplo, hay muchas disposiciones posibles, y aunque los puristas siguen defediendo la alineación clásica, no debemos cerrarnos a otras disposiciones, pero sin volvernos locos. En caso de duda, mejor lo clásico experimentar con lo que no se domina.

Exposición de fotos estenopeicas, montadas sobre
passpartout clásico en blanco y agrupadas con gusto.
Ristras de fotografías en la Complutense de Madrid. Para llorar.
Fotos de Catalá-Roca agrupadas pero no apelotonadas.
Los huecos son adrede.

Fotografías de Puerto Vallarta. Pegadas en cartulina y "tendidas" con pinzas
 en un cordel, ordenadas según si son horizontales o verticales, 
y llenando toda la pared de la sala. Un horror

Es bastante común encontrarnos con que en la sala hay un sistema de rieles de los que cuelgan tanzas con un gancho al final, para evitar los agujeros constantes en las paredes. Los aparatos de luz también pueden estar insertos en rieles que facilitan su desplazamiento:

Sala del Ayuntamiento de Santoña
¿Y si el espacio del que disponemos, no sólo no es una sala de exposiciones, sino que no tiene ni espacios en las paredes donde colocar un triste cuadro?. Hay que agudizar el ingenio, crear falsos tabiques, aún contando con poco presupuesto se pueden hacer unos paneles a modo de "biombos" que nos sirvan como superficie expositiva. Con unas estructuras compradas o con un poco de bricolaje, solucionado (y como son para nuestras fotos, las pintamos o guarreamos a nuestro gusto). Ah, descartad las rejillas metálicas y las celosías de madera. Quedan mejor en un salón de celebraciones.

Paneles temporales para exponer
Exposición sobre estructuras temporales

- Iluminación de las obras. Otra cosa que se suele escapar a nuestras manos. La sala viene con la luz que viene, y con mucha suerte, podremos dirigirla. Mucho cuidado con dejar alguna obra sin luz o sobreiluminada, y con los brillos que esto pueda causar. Nadie ve bajo un brillo -bueno, no le pregunté a Superman-.
Se pueden hacer las obras en un papel semitraslúcido (antes de la era digital, suspirábamos por el cibachrome), y montarlo sobre una caja de luz, retroiluminando las fotos. Se asemeja a la vista a una diapositiva, salvando las distancias claro.
Un apunte: hace tres o cuatro años que se está poniendo de moda las exposiciones más "cool", lo que yo llamo estilo "cueva", en penumbra casi.

Exposición de Ferragano en Florencia.
Fotos sobre caballetes y montaje a modo de "instalación".

- Buscar una conexión conceptual entre las obras y cómo se exponen. ¿Que qué es eso? pues algo que no se suele cuidar pero que puede añadir valor a nuestras ideas. 
Si por ejemplo se trata de fotografías de paisajes con el mar como protagonista, y queremos que de su contemplación se transmita el poder o la calma que éste puede tener, ese objetivo no deberíamos olvidarlo: unas copias grandes, con su propio espacio independiente en la sala -sin apelotonar y con espacio vacío alrededor-, colgadas de forma invisible del techo, en lugar de ponerlas en la tradicional pared; presentando mar en calma y tempestad uno al reverso del otro, y con ruido de mar de sonido ambiente con volumen alto... transmite mucho más que una hilera de fotos colgadas a la forma convencional ¿no creéis?.

Si por el contrario vamos a mostrar una producción de desnudos en la que nuestro mensaje a transmitir es que estamos viendo imágenes de la intimidad de unas personas que no se saben observadas, la idea saldría reforzada si las copias fueran de pequeño formato (hay que acercarse para apreciar los detalles, como si miráramos por una mirilla), y una sala en penumbra, iluminando puntualmente las obras, refuerza el concepto de voyeurismo que supuestamente queremos expresar con nuestra colección. El sonido ambiente no sería tan necesario como en el otro ejemplo, pero podríamos añadir una música sugerente cercana a lo erotizante a un volumen suave, o bien ruido de personas dentro de sus quehaceres cotidianos domésticos (los espías lo escuchan "todo"). 
En el caso de estas obras, si la sala con la que contamos es amplia, deberíamos tender a achicarla, incluso colocando falsos tabiques, pues un espacio amplio y diáfano no contribuiría a la sensación de intimidad pretendida. La verdad es que sería ideal organizar pequeñas cabinas o espacios pequeños independientes, organizados de forma laberíntica, y que en cada uno de ellos existiera una cerradura o agujero para que el visitante tuviera que ver la obra a través de él.
A estas alturas, algunos estaréis pensando que vaya forma tonta de complicarse la vida, pero no podéis negar que las obras se verían reforzadas en su mensaje, que es lo que en principio yo pretendía explicar.

También hay quien opina que hay mucha tontería en plantear así las muestras. Que mucho ruido y pocas nueces (luego las fotos no son de calidad ni nada). Es posible. De hecho hay un refrán muy antiguo que dice que "el buen paño en arca se vende", o sea que si las fotos son buenas, no es necesario cuidar su presentación. Hace años que se sabe que lo del paño ya no vale para la sociedad actual -sea justo o no- en la que la apariencia lo es todo.

Cartel anunciador de exposición fotográfica

- Comunicación. Hay que buscar medios para publicitar la muestra: redes sociales y/medios de comunicación. Sí, vecinos y amigos también, pero no cuentan como público, aunque se coman los cacahuetes de la inauguración. Por cierto, ¿conviene?. Siempre. Con o sin copita de vino español, pero un pequeño acto dignifica la muestra y es la excusa perfecta para reunir gente. Podéis hacer algún cartel que la anuncie y repartirlo física o virtualmente como carta de presentación. Por favor, el texto legible y breve, no como en este ejemplo, que casi lleva más texto que imágenes


Mejor como estos, claros y directos, sin olvidar la creatividad y la composición.




A estas alturas no os lo vais a creer, pero mi intención era la de ayudar, y no la de desanimaros. ¡No dejéis de exponer!  ¡Y no olvidéis hacerle fotos a la muestra!, servirán para conseguir patrocinadores y repetir en otras ocasiones.

6 comentarios:

  1. esta entrada tan completa me parece muy importante: gracias!

    ResponderEliminar
  2. Coincidimos en la apreciación. El esfuerzo que supone hacer una muestra, merece un "final feliz". Se disfruta mucho una exposición de fotografías de calidad si está bien concebida y con una buena "puesta en escena".

    ResponderEliminar
  3. Fran Rodchenko

    Increible artículo, menos mal que paqui ha escrito, porque pensaba que era el único que me lo habia leido enterito. que buena la introducción con el simil del parto.
    por lo pronto el comienzo del título, entre gastronómico y erótico, me recuerda cuando en plena presentación de trabajos de la 3ª evaluación , en el ejercicio de la polaroid y la famosa telilla, te dije "no tiro más de aquí, porque entonces me come la berenjena", hasta que no vi que te estabas partiendo de risa, no me di cuenta de lo mal que sonó aquella frase, para el que conoce el ejercicio en cuestión , entenderá que tiene una explicación dentro de su contexto.
    En cuanto al tema del blog, toca muchas cosas interesantes, principalmente la lectura que hay que sacar es que si te dedicas a esto, y pretendes enseñar algo que se supone que es artístico, bello, agradable, original, y sobretodo tratandose de fotografía, estético. la "imagen" que vamos a darle a nuestra exposición no debe caer en la cutrez.
    Lei un articulo en el periodico hace meses de una periodista o crítica,(no se que que sería) y le daba una caña a la exposición de latitudes de aupa, pero ojo, no por la calidad de las obras expuestas y sus autores, eso esta fuera de toda duda, sino de como estaban expuestas dichas fotos, y en que condiciones, todo lo que ha redactado Tere anteriormente, salas poco apropiadas, o mal iluminadas, disposición de las obras, y soportes estilo IKEA (redecora tu vida), venia a concluir de que en posteriores años se deberia cuidar mas este aspecto. Si le meten caña a una exposición de la talla de latitudes imaginaos a un particular, o neofito en la materia.
    Ah y lo de la tienda de Madrid me he perdido un poco entre tanta maquinita, tamaños y formas de impresión, no se valorar si es caro, barato...
    y a los demás si leis esto, que deberiaís,(todos los videos de toni de ros sobre iluminación, y que tu has puesto aquí alguno, debería ser de visionado obligatorio) ya os queda poco para el proyecto, afinar, que aquí la que da título al blog se las trae. saludos.

    ResponderEliminar
  4. Fran Rodchenko

    Por favor, no os asusteis por lo largo del texto, encontré dicho artículo al que hice referencia en mi anterior comentario. Viene como anillo al dedo de esta entrada del blog, además de reconocer que es entretenido porque la tia no escribe mal, vamos que no es una chufla cualquiera.
    Lo pongo en dos partes porque solo se admiten 4096 caracteres

    ARTE POR MARÍA PÉREZ MATEO
    No por mucho exponer...
    El fruto de un producto no es la cantidad, sino la calidad bien atendida Al abarcar tanto (a menudo desdibujado), quizás disfrazamos las propuestas
    | ACTUALIZADO 18.03.2013 - 05:00

    No me canso de decir que el programa de Latitudes es extraordinario. Y seguiré. Pero, como años atrás reflexioné, tengo que poner notas discordantes. Cuando se abarca tanto a menudo desdibujado, quizá disfrazamos, las propuestas. No por mucho exponer, no por mucho nombre o por muchas salas atiborradas de viandas se come mejor. El fruto de un producto no es la cantidad, sino la calidad. Y la calidad bien atendida. Usted puede comprarse el más fastuoso y elegante de los Versace que s i no sabe acompañarlo o llevarlo al lugar idóneo… ni el mejor abogado de la Gran Manzana le libra de la cárcel.

    Pese a la exageración del contenido del escrito, no voy muy desencaminada. Con todo mi dolor he de decir que la Casa Colón no está para muchos trotes. Tampoco lo está Caja Rural que, con las intensas lluvias, expone las fotografías de Lomsianidze como si aquello fuera una recreación de Venecia. Agua por todas partes. O la de CajaSol, que es como el camarote de los Hermanos Marx, sólo falta otro familiar intelectual y aguerrido sexual de Mercedes Milá para que asuste al miedo. Uséase, miedo es igual al ciudadano onubense a la hora de entrar en una exposición. El Museo, al menos, "repintan" muy bien. No sé si a Enrique Martín le quedan fuerzas para más. Job se queda en triste figura ante él.

    Lo que contemplé días atrás en Casa Colón dice poco de los organizadores de Latitudes. Es maravilloso que traigan extraordinarias exposiciones, pero que no metan dos por uno o diez por tropecientos. Y si las traen, por favor, dignidad expositiva, criterios argumentales y un par de brochas para que el público no diga posteriormente "ves, esto es Huelva". Esto no es Huelva, "esto" son prisa, falta de voluntad y confianza. Mucha fe en uno mismo y poca en el espectador, que es quien manda, que es el destinatario universal de una exposición.

    Me parece fantástico que los marcos se guarden de un año para otro, con la falta de patrocinios no es cuestión de malabares. Aunque con patrocinio, todo es mucho más fácil. Con dinero hasta mi hija es capaz de traerse a su idolatrado Messi y hacerle conferenciar sobre Borges (el de las nueces, claro) y entendérsele, que ya es complicado. Me parece fantástico que se traigan fotografías, conferencias, películas y a la Dolores de Calatayud. Pero si cortamos aquí y allá, estoy seguro que todo sería mucho más factible, más acorde a los medios técnicos y humanos que se disponen.

    ResponderEliminar
  5. Ladrillazo parte II

    Me centro en la exposición de los fotógrafos Tobias Kruse, Jörg Brüggeman y Maurice Weiss de la sala Iberoamericana, aquella que está situada en la planta superior del primer edificio, el de entrada, de la Casa Colón. Dos alemanes y un francés cronistas de la esperanzadora (¿para quién?) Primavera Árabe.

    Entro y me encuentro dos puntos de recepción de folletos. El de la derecha custodiado por un encargado. El de la izquierda, muy a la izquierda -!!!qué rojez más desconsiderada¡¡¡- tapando hueco y sin saber qué hacer. ¿Tendrá alguna connotación? Sigo el discurso normal para un occidental a la hora de ver una exposición y veo una ristra de fotografías enmarcadas en ¿Ikea? tamaño folio que no se sabe ni de quienes son ni cuáles son sus títulos, cuestión que da igual, pues lo importante es el contenido de la obra y no el nombre que el autor tiene a bien otorgarle. Los paneles se caen en la deconstrucción de Adriá o en la arruga de Adolfo Domínguez. Sigo y camino y veo que de pronto me encuentro un cartel nada curioso que nos dice Tobías Kruse. Bien, bien… Tobías, el de la hiel del pez, para nada curó la ceguera del "curator" de la exposición, pues aún no sabemos si es el que acaba o el que comienza la misma.

    Como me da igual, sigo y camino. Formato más aconsejable. Más visible. Otro precio en ¿Ikea? Otro cartel nada curioso que nos indica Jörg Brüggenmann. Más y más hasta toparnos con Maurice Ce Weiss. ¿Más Ikea? ¿Pulgarín o Camino? Y he aquí la gracia de la exposición, lienzos de varios metros sin cuadros. Vacíos. Sin nada que colgar. Puertas entre los paneles abiertas y una sorprendente estufa que no calienta ni a un pingüino en el Gabón. Quizá tenga razón el poeta alemán Rilke cuando afirmaba que "las obras de artes viven en medio de una soledad infinita". Por sensibilidad, si no tienen más obras que exponer, no deje una extensión de pared tan grande como el muro de Berlín sin rellenar. Deje respirar al resto de obras y le aseguro que toda la sala estará equilibrada.

    El gusto es cuestión de gusto y, ya se sabe, para gusto… colores. La obra de Kruse, Bruggemann y Weiss me parece la obra ya vista de tantos Kruse, Bruggemann y Weiss que habitan en el Planeta Media. Pero, insisto: es cuestión de gusto. Y de sensibilidad. Y en el regocijo de la rojez progresista, cuando en el folleto leo "la llamada Primavera Árabe es un proceso abierto que, desde el año 2011, está llevando a diversos países a profundas transformaciones sociales, políticas y económicas", me entra un no sé qué en el cuerpo que le pido de nuevo a Tobías que me deje ciega. Es cierto, qué gran verdad, transformaciones. Muchas. Desde las revueltas populares venimos día a día celebrando la falta de reformas políticas y sociales en Túnez, los logros insatisfechos en Argelia y Barheim, la rigidez del poder de los Hermanos Islámicos en Egipto, la parálisis de Jordania, la intransigencia de Yemen… O, por qué no, también la emancipación de la mujer, la potenciación de la ablación, la libertad de expresión y qué decir de los ataques a los barrios e iglesias cristianos. La gauche divine sigue buscando la playa entre los adoquines mientras sospechamos que Dios es un intelectual con muchas estrellas Michelin: "el que habla del amor destruye el amor".

    Sin duda, vivo por ceguera en otras Latitudes. Espero que Francisco I, el papa argentino o el monarca francés, me cure.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Fran, otra vez tú. Y sí, ¡Paqui también lo ha leído!. Reconozco que la extensión puede asustar, pero la falta de interés es la que realmente desanima a leer o visionar más (los vídeos que dices, se han puesto en clase, y a veces los he quitado porque eran largos). No tengo más remedio que pensar que soy/somos bichos raros, volando en una órbita extraña ¡qué bueno encontrarnos con otro insecto de vez en cuando!.

      Eliminar

¡Qué bien, te has animado a comentar!. Entre todos podemos hacer un mejor aprovechamiento del Blog. Adelante

¡Comenta!