Cualquier material que se ilumine puede reflejar la luz de diferentes formas. Los reflejos más habituales son básicamente:
- polarizados
- especulares (que en adelante llamaremos reflejos directos, aunque no son los únicos que podrían llamarse así)
- reflejos difusos.
Estos reflejos no dependen de la calidad de luz que reciba el material (dura o suave), sino de las características de la superficie de dichos materiales (aquí puedes profundizar en este tema de los reflejos),
Esto es algo muy importante, que no siempre se tiene en cuenta a la hora de plantear la iluminación de materiales diversos.
Pieles
Pelo largo
Para explicar cómo iluminar pieles de pelo largo, que pueden ser muy diversas, podríamos agruparlas por:
- tipo "borreguito"
- tipo "abrigo de lujo"
Borreguito
Es como un bellón, como uno de esos chalecos que le ponen a los niños para disfrazarlos de pastorcillos en el Belén del cole, y también como esos ositos que son de peluche... suele ser pelo corto o no muy largo.
Aquí, querremos que se vea la frondosidad y el tacto mullido pero no el brillo, ya que carece de él.
Para eso podemos usar una fuente de luz lateral para que se destaque el relieve y semidura. A menudo acudiremos a posiciones altas de esta fuente de luz, así que le llegará la iluminación desde arriba en picado:
Si la pieza tiene el pelo más largo y es plana, podemos bajar la luz a la altura de su superficie, al ras. Cuanto más cercana a esa posición, más pronunciado el efecto de relieve que podemos conseguir.
Tampoco conviene que pongamos una luz extremadamente dura, ya que aportaría excesiva tetricidad (que se quede muy exagerado y contrastado).
Si quieres evitar una excesiva y brusca caída de la luz de un lado a otro de la pieza, retira la fuente de luz a mucha distancia, y eso hará que haya una menor brusquedad en la transición entre zonas (es una de las aplicaciones de la ley inversa de los cuadrados).
Abrigo "de lujo"
El brillo sí lo tienen y caracterizan piezas de bisón, marta, de nutria, astracán, zorro...incluso si son de imitación.
Por tanto, si queremos destacar ese brillo junto con la sedosidad y hacer notar el posible tacto suave, usaremos para luz principal una fuente de luz grande.
Osea, que será una calidad suave (no poco intensa, que es otra cosa), y haremos que se vea en la foto un reflejo directo de esa luz sobre una parte de la pieza. Si el reflejo es sobre la totalidad, no se apreciaría la cualidad del material. Si no recuerdas o no sabes a qué me refiero con lo del reflejo directo, deberías mirar aquí.
Para ello sería buena idea colocar la luz en una posición lateral (más de 30º y máximo 60º) respecto al eje cámara-objeto.
Si además queremos que se aprecie el detalle de la longitud del pelo, añadimos una luz "de efecto", con cierta dureza (una luz concentrada y directa, a unos 135º, o sea, por detrás.
Pelo corto
Ante
Este material produce reflejos difusos, por lo que no podemos esperar que brille (ni falta que hace).
Una opción para iluminarlo sería con una luz lateral (entre 45º y 60º preferiblemente) semidura, que destacará algo su textura.
Si nos interesa que se resalte aún más esa textura característica, pondremos las luz lo más al ras posible y cercana a 90º, o incluso desde una posición cenital (como se ve en la foto de abajo), buscando rozar la superficie provocando algunos pliegues para destacar las cualidades del material con esa iluminación.
Cuero
Para el cuero, podemos diferenciar entre el que es liso y el que no lo es.
Liso
Produce reflejos especulares, así que hay que aprovecharlos. Ponemos fuente de luz suave (tamaño grande del haz de luz) ligeramente lateral y captando con nuestra cámara un reflejo directo -parcial, no que inunde completamente- en la pieza. Si no lo hacemos parcial. la pieza parecerá toda "blanca".
Podemos complementar la luz principal con reflectores u otras luces, buscando los reflejos directos que nos descubrirán la superficie característica del cuero liso, o bien algunas áreas en las que no se vean éstos, contrastando de esta forma unas zonas con otras. Estas decisiones se verán influídas por la forma de los objetos, ya que no es igual iluminar una cartera, que es más plana, que un zapato.
Esta cuestión es importante ya que si la superficie reflejara por igual la luz, no se apreciaría la cualidad del material, por tanto debemos capturar una zona de reflejos especulares directos, y otras partes de la pieza con diferente intensidad o evitar en el resto de la superficie éstos.
En objetos para catálogos de ventas, solemos querer que las sombras arrojadas por las piezas no se despeguen mucho de éstas, con lo que la posición alta y picada de la fuente de luz es muy adecuada.
Ojo, que esté la luz desde arriba no implica que tenga que estar perpendicular al suelo -no es necesario que si se cae, impacte con lo que estemos iluminando-. De hecho puede quedar mucho mejor si no lo está.
Una luz desde arriba, podemos plantearla más desde un lado o incluso de frente.Es fácil si la pieza no es plana (un bolso, una cazadora o abrigo por ejemplo), ya que las distintas caras del objeto reaccionarán de manera diferente a la luz con una dirección distinta según su posición respecto a la familia de ángulos (lee lo que es en la entrada de reflexión).
Con textura
Por tanto, si queremos que la rugosidad se aprecie, hay que iluminar con una luz principal suave desde una posición que produzca reflejos especulares que captemos con la cámara, de lo contrario se ocultaría esa textura.
De nuevo se suele acudir a posiciones altas de la fuente de luz (que oculta la sombra arrojada por el objeto),, desde una posición más o menos frontal.