Todos los días salen inventos nuevos, y este es uno más: una cámara esférica, como una pelota de tenis, que podemos lanzar al aire para hacer fotos panorámicas (o vídeo), y que nos manda la información que obtiene vía WIFI.
Se llama Squito.
Todavía no se puede comprar, pero todo se andará. Desde luego, es la máquina ideal para cotillear al vecino por encima de la valla...
No es ningún secreto que muchos pintores antiguos insignes usaban la cámara oscura -antecedente de la máquina de fotos- para ayudarse en sus creaciones.
Pintor usando cámara oscura
Aunque algunos no lo admitían, era un artilugio de uso común. El polifacético artista británico David Hockney, tiene un interesante libro "El conocimiento secreto" en el que se dedica a probar el uso de artilugios ópticos varios en reconocidas obras de la pintura universal.
Para hacerlo, no ha dudado en reconstruir algunos de los memorables cuadros de pintores célebres, y visualizar su teoría. Puedes verlo en este documental de la BBC
En este video del programa "redes" se apoya esta tesis (y trata otros temas interesantes como la aplicación de la fotografía a la pintura para verificar autorías o falsificaciones, o cómo la aparición de la fotografía "liberó" la pintura de representar la realidad).
Tras el nacimiento del fenómeno fotográfico en 1827, no era extraño que los artistas del siglo XIX usaran esta nueva técnica para "hacer cuadros", dando lugar a lo que se conoce como "Pictorialismo".
Estos creadores querían que se considerara la nueva disciplina como equivalente en dignidad artística a las clásicas Bellas Artes. Los pintores y el resto de los fotógrafos los miraban con idéntico desdén.
Pero ellos, buscaban materiales y técnicas que se asemejaran a los acabados pictóricos (bromóleo, goma bicromatada...) y usaban la iluminación y la composición como los maestros de la pintura, e incluso ligeros desenfoques para evitar una nitidez excesiva, impropia de una técnica manual.
The Rose Bud Garden of Girls, de Julia Margaret Cameron
Frente a esta idea, otros fotógrafos oponen su visión de la imagen como documento, reflejo de una realidad, testigo de los hechos. Sin embargo, ambas corrientes no son necesariamente excluyentes, ya que muchos reporteros consiguen composiciones y resultados muy pictóricos.
Fotos que sirven de base a obras del artista checo Musha
"Madre e hija" de Paul Gauguin, 1901
Fotografía de Henry Lemasson de 1896
Muchos pintores admitieron abiertamente esta práctica, caso del famoso Degas.
Fotografías obras de Edgar Degas
"Bailarinas Azules", de Degas
De hecho, fueron obras de Degas las que certifican lo que la fotografía pasa a aportar a la pintura: una nueva mirada, como defiende esta tesis "Influencia de la visión fotográfica en la mirada pictórica".
Según el escritor Paul Valery, Degas "...se dio cuenta de lo que la fotografía puede enseñar al pintor, y también en lo que el pintor ha de poner cuidado en nos aprender de ella".
Cuadro de Degas con cuadre fotográfico frente al pictórico tradicional.
Imagen extraída de la tesis de Diana Eliza Salazar
Y en España, tenemos el ejemplo de Joaquín Sorolla, que trabajó coloreando fotografías en el estudio del que sería después su suegro.
Cuadro de Joaquin Sorolla
Fotografía de la familia de Sorolla
Incluso Pablo Picasso, en 1926, pinta a su hijo Pablito a partir de una fotografía
Obra de Picasso.
Imagen extraída del twiter de Antonio Martínez Ron
Se hizo célebre la manifestación de un pintor cuando vió una demostración de la técnica fotográfica -su obra no trascendió, pero sí su frase- "desde hoy, la pintura ha muerto".
Pero sólo falleció su vertiente documental del arte "manual" liberándose así de numerosos formalismos y academicismos que, de no ser por la fotografía, quizás nunca la hubieron dejado "soltarse" hasta llegar a las vanguardias que se desarrollarían plenamente en el siglo XX (y que también se aprovecharon de la técnica fotográfica, tanto como para fusionarla con la pintura en collages, o la desarrollarla plenamente en obras surrealistas, dadaistas, constructivistas, etc)
Escultura futurista influida por la fotografía de movimiento
Futurismo de Duchamp
fotografías surrealistas
Collage arte Pop
Hoy en día, superada la polémica sobre si una fotografía puede ser una obra de arte, no deja de ser curioso cómo pintores se apoyan en la fotografía (sus encuadres, su profundidad de campo, etc) o incluso la imitan -el hiperrrealismo o el realismo pictórico son ejemplos de ello- y fotógrafos hacen lo mismo con la pintura.
Cuadro hiperrealista de Alyssa Monks
Cuadro de Richard Estes
Y las nuevas tecnologías no se quedan aparte. Aquí os dejo un vídeo de la creación de un espectacular dibujo fotorrealista con un ipad:
No obstante, en el terreno fotográfico más descaradamente inspirado en la pintura -y en corrientes o autores concretos- encontramos en la actualidad a muchos fotógrafos, que además tienen bastante éxito.
Pierre Gonnord, es uno de ellos, y sus retratos tienen un claro carácter barroco:
Fotografías de Gonnord
Curiosas obras inspiradas en el cubismo del fotógrafoRon Ulicny:
En el surrealismo u otros variados estilos, como Eugenio Recuenco:
Acabo de descubrir al arquitecto lituano reconvertido en fotógrafo Tadao Cern, que recrea portentosamente a Van Gohg en su autorretrato.
Aquí os djo un simpático vídeo musical en el que se recrean muchas obras célebres de pintura -no sólo la imagen fija, sino hasta los videoclips se pueden apoyar en la pintura-.
Y para los que queráis ver de dóde parten esas recreaciones, aquí va el vídeo que lo desvela
El sorprendente trabajo de Alexa Meade, fusiona pintura y fotografía de forma original. Ella pinta sobre sus retratados pinceladas claramente visibles, y luego los fotografía.
En colaboración con Sheila vand, Meade realiza obras que podemos ver en este interesante e inspirador vídeo de "cómo se hizo":
Y otro ejemplo de "convivencia" foto-pintura es el de este artista, Swarte.
Fotografías de Swarte.
Curiosamente, la casa Adobe desafió a recrear pinturas clásicas en una convocatoria de la que os dejo algunos ejemplos visuales:
Fotografía de Stefano Telloni
Pintura de Gustave Courbet
Fotografía de Tania Brassesco y Lazlo Passi
Cuadro de Herbert James Draper
Ya véis, el que no se inspira, es por que está cegato. Si no, que se lo digan a los artistas de esta exposición.
Me encanta el título. Lo he tomado de un libro que he descubierto. Aún no lo tengo, pero la filosofía que destila me gusta. Pincha aquí y podrás ver algunas páginas online.
El flash es una fuente de luz artificial con la que no solemos llevarnos bien.
El hecho de que su efecto no se vea antes de tomar la foto, siempre ha traido de cabeza a los aficionados a la fotografía. Para colmo, el haz de luz que desprende es muy intenso, y la posición que tiene (si no hacemos nada a respecto) para con el sujeto u objeto fotografiado, le quitan aún más popularidad.
Vamos, que asociamos su uso con un destellazo blanco que en muchos casos quema al protagonista, y deja oscuro el resto de la escena, por muy interesante que nos pudiera resultar. Y ¡qué rabia da!, ¡lo decepcionante que resulta!.
Pero existen otros mundos...que están en este. Con ese mismo flash podemos aprender a mejorar el resultado. Aquí tenéis un ejemplo sacado de un curso de iluminación
El mismo aparato, usado desde la cámara,
desde un lateral, o rebotado en una pared.
Pues como se puede comprobar, el primer retrato es un resultado muy habitual si usamos el flash portátil: luz directa y dura, practicamente frontal, que aplana los volúmenes y que no favorece ni al fondo, ni a la figura.
Sin embargo, sin variar la dureza, sólo la dirección de la luz, obtenemos el segundo retrato, mucho más gratificante.
Ya si buscamos algo más armonioso, suavizamos la luz rebotándola (girando la antorcha hacia una pared u otra superficie). Aunque sigue siendo lateral como el anterior disparo, hay menor contraste. Por tanto, podemos elegir entre variar la posición y la dureza, o ambas cosas a la vez.
Otra excusa para no usar el flash externo portátil es el carecer de un exposímetro/flashímetro...¿cómo sabemos si la exposición es la correcta?.
Mucha veces nos fiamos de los que vemos en la pantallita de la cámara y luego...aggg, en el monitor del ordenador se ve que hemos expuesto regular...deberíamos haber consultado el histograma antes de dar la toma por válida...
¡Internet al rescate!. Aquí tenéis un vídeo del autor del libro del que os he hablado, con una forma sencilla de corregir o calcular la exposición del flash sin ese interesante aparatito (flashímetro), basándonos en la lectura del histograma en la cámara de una foto de un plano de color blanco:
Sencillo y al alcance de todos los bolsillos. Cada vez tenemos menos excusas para no usar el flash.