Los materiales con textura rugosa, a menudo son de tacto basto y abultado. Al pasar una mano por ellos, podemos notar esa aspereza -no siempre tiene que ser molesta- y eso el algo que podemos querer resaltar u ocultar (en un retrato solemos esconder las texturas que nos resaltan las imperfecciones), pero que indudablemente caracterizan esa superficie.
Para fotografiarlos y destacar esa cualidad que nos recuerda la experiencia "táctil" de esa materia, la iluminación que usemos deberá de ser dura. lateral y lo más rasante posible a la superficie.
Calidad de la luz
La luz deberá de ser dura, pues las luces de este tipo producen sombras claramente visibles y definidas. Cada irregularidad y relieve (o bajorrelieve) de nuestro material, tendrá su sombra correspondiente.
Eso hace que estas zonas queden como "subrayadas" y resaltadas, destacando así la calidad de esa superficie. Esto no lo conseguiríamos con una luz suave que envuelva y cuyas sombras sean o inexistentes o poco visibles.
Que la luz sea o no dura, depende básicamente del tamaño del haz de luz que estemos usando.
Una luz suave procede de una gran fuente de luz, y una luz dura, de una pequeña y puntual. Si no sabes a qué me refiero con luz dura y suave, lee esto.
Posición de la luz
Para que las sombras "resaltadoras" se vean, no podemos poner la luz en cualquier sitio, debemos situarla a conciencia.
Como dice el fotógrafo de este vídeo que os dejo abajo, la textura se apreciará en tanto en cuanto nos alejemos con la luz del eje de la visión de la cámara, tanto en el sentido horizontal como vertical. Lo verás claro si pones el video a partir del minuto 5:34 (antes habla del retrato, pero luego pone un ejemplo de papel arrugado).
Eje Horizontal
Respecto al eje horizontal una luz lateral, a 90º (o cercana a esa posición, siempre que esté por delante de la pieza), proyecta sombras en el lado opuesto del relieve, con lo cual se quedarán dentro de nuestro campo de visión.
Eje vertical
Respecto al eje vertical, debemos de procurar que la luz "roce" la superficie que queremos destacar.
Está claro que si tenemos un objeto con superficies en distintos planos, no todos ellos saldrán beneficiados por esta posición rasante -osea. al ras- , así que escogeremos la cara más significativa de nuestro objeto, la que más queramos destacar en nuestra fotografía.
Distancia
Cuando ponemos una luz dura y lateral, podemos encontrarnos con que el objeto, aunque resalte la textura, se vea demasiado contrastado en su totalidad. Me refiero a que la zona más a alejada de la luz esté muy oscura (quizás totalmente en sombra) y la más cercana, tenga una luminosidad demasiado intensa.
Esto puede solucionarse alejando bastante la fuente de luz de nuestro objeto. Si, ya sé que puede parecer algo extraño, pero así la diferencia entre las dos zonas del objeto no será tan exagerada.
Algunos solucionan este problema colocando un reflector al lado opuesto de la luz. No es la solución mejor, y no os lo recomiendo. Si optáis por esto, no lo coloquéis muy cerca, pues rellenará tanto que la figura perderá el resaltado de la textura y algo de volumen y, si el objeto es una superficie plana (una pared, un cartón etc). hará que la textura casi se elimine.
El aumentar la separación entre luz y objeto para conseguir una caída menos brusca de la luz, es una de las aplicaciones que tiene la Ley inversa de los cuadrados, que ya vimos en esta entrada.
Aquí puedes repasar esta aplicación, aunque el ejemplo sea de retrato:
Y con esto es suficiente para que empecéis a iluminar destacando las texturas rugosas...